En Toronto, a la orilla del lago Ontario, vive Matt Molloy.
Durante 3 años estuvo fotografiando los cielos.
Un día comenzó a experimentar con time-lapse.
El resultado son imágenes de los cielos que podía pintar de Van Gogh, superponiendo entre 30 a más de 500 fotografías.
Con una Canon 60D, un objetivo de 10-24 mm Tamron, un trípode y un gama de filtros, una foto cada 5 segundos, con los tiempos y ajustes que cambian con el tiempo y la iluminación.
Tomando cientos de imágenes como el sol y las nubes en movimiento, Molloy luego apila digitalmente varias fotos para revelar cambios en el color y forma que recuerdan increíblemente a pinceladas que manchan los colores del cielo que sin esta pequeña ayuda, el ojo no sería capaz de captar.
La técnica utilizada por el fotógrafo se llama Timestacks, y se ha desarrollado después de años de experimentación apasionada, destilando las imágenes para ofrecer una perspectiva diferente del mismo lugar, un marco de tiempo que pasa, y todos los cambios increíbles en una sola visión.
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